"Tenemos dos campeones olímpicos y un subcampeón olímpico, y el único club que hace homenaje a uno de esos campeones es nuestro Club Delfo Cabrera"


         ENTREVISTA AL EX CAMPEÓN DE MARATÓN  CARLOS ORUÉ. 
   SUS COMIENZOS  DURANTE EL OCASO DEL TERCER GOBIERNO PERONISTA. 

Por Darío Silva


     Es sábado por la mañana, el bosque de Palermo luce despoblado de esa masividad de aerobistas  característica durante los fines de semana. Es que la ola polar  se corporiza tímidamente y retiene en sus camas a los runners de ocasión, pero nada puede hacer con los corredores aficionados que entrenan a lo largo del año sin reparar en los caprichos del clima. Frente al lago, un corro formado por ese tipo de atletas sacrificados escucha atentamente las instrucciones del  que parece ser su entrenador. Es Carlos Orué, ex campeón argentino de maratón, entrenador nacional de atletismo,  actual docente en el    Profesorado Nacional de Educación Física (INEF), profesor de educación física de enseñanza especial y entrenador ad honorem de  la Agrupación Atlética Delfo Cabrera.                 Los atletas ajustan sus cronómetros, bajan la cabeza y comienzan su trote junto al entrenador perdiéndose  entre los árboles. El periodista aguardará largo rato su regreso sentado en un claro donde los rayos del sol atenúen el frío,  y a su cabeza arribará una  pregunta. ¿Habrá sido un clima como este, el de aquel día en que Carlos Orué junto a otros  miles de jóvenes aguardaba el regreso del General bajo un tibio sol de junio?
    La razón del haber bautizado la agrupación atlética con el nombre del maratonista que realizó la hazaña olímpica en Londres va mas allá del simple homenaje, es una forma de arrebatarle al olvido el ícono   de la  época de oro del pedestrismo nacional, tal cual lo grafica Orué cuando nos dice que “tenemos dos campeones olímpicos y un subcampeón olímpico, y el único club que hace homenaje a uno de esos campeones es nuestro Club Delfo Cabrera (medalla de oro Londres 1948). En toda Argentina no hay un solo club que se llame Juan Carlos Zabala (medalla de oro Los Ángeles 1932), ni uno solo que se llame Reinaldo Gorno (medalla de plata Helsinki 1952). ¿Un poquitito de vergüenza nos debería dar, no?”. La pregunta retórica sobrevuela el lago estanco y se desvanece como el recuerdo de aquella legión de maratonistas gloriosos.
     Al  profesor no le interesa andar hablando por allí que  formó parte de esa maravillosa juventud de los 70’, simplemente le tocó vivirla  en ese período. Tampoco considera algo especial haber egresado del Profesorado de Educación Física en el año 1974, durante un Gobierno que tenía entre sus principales  premisas a la educación pública. “Nada en especial” fue concretamente su respuesta tras un momento de reflexión.  Como  tantos jóvenes de aquella época, Orué también estaba desilusionado con el peronismo de los últimos años, con  los advenedizos, con los matones que coparon los estamentos. “Que en ese gobierno haya existido una premisa especial en educación pública, la verdad que no lo sé. Ideológicamente el peronismo tiene esa premisa, no sé si esos gobiernos la tuvieron”,-concluye el entrevistado-
Carta de Perón a Delfo Cabrera. Gentileza de su hijo.
  Y en esta etapa de luchas encarnizadas por copar hasta los últimos resquicios del estado, Delfo Cabrera, según fuentes confiables, nuevamente salió perjudicado, pero esta vez no por los militares golpistas, sino por un Gobierno que él mismo  esperó durante 17 años. Es que su viejo amigo Perón lo había propuesto, a modo de homenaje, para presidir el área de deportes; pero ya era tarde, López Rega se valió de su poder de seducción para convencer al General de que el medallista de oro era inhallable en el país. Una vez despejado el camino, “El Brujo” colocó en la Secretaria de Deportes a uno de sus principales esbirros, Jorge Osinde, que nada tenía que ver con el deporte, mas que la caza de opositores.
      Y llegado a este punto, era de rigor preguntarle si tuvo participación en la vida política de aquellos agitados años, donde los jóvenes eran los actores principales de lo que fue una vertiginosa película con triste final.  “Sí, era militante”. Su contestación breve da a entender que .no le interesa ahondar en la cuestión de su ideología, el silencio incomoda y  resultaría  inoportuno insistir. De todas maneras, los que conocen al entrenador pueden dar fe de que en su juventud era uno más entre los tantos jóvenes que comulgaban con el Líder de  los años 40’ que cobijaba al obrero con ese manto de beneficios llamado Estado de Bienestar. Ezeiza comenzó a desencantarlo.
    Es necesario distender el ambiente, es que la relación entre el deporte y la vida política de aquella época es difícil eludir. Volvamos a  lo estrictamente deportivo en la vida del entrenador Orué para saber como comenzó su carrera atlética.
“De joven hacía basketball, lo hice durante diez años y ocasionalmente corría en los torneos escolares (durante la secundaria), en donde tenía un buen desempeño en la prueba de 3000 mts. Luego, al final del profesorado, había dejado el basket y empecé a entrenar pruebas de medio fondo y fondo, que ya me gustaban para aquella época. Esto fue entre febrero y marzo del 75, cuando decidí empezar a entrenar sistemáticamente y ser corredor”, detalla el ex fondista.
   Y otra vez el Peronismo aparece como un péndulo en esta entrevista, va y viene, es inevitable  indagar sobre cuestiones de su carrera deportiva sin tocar el tema de las políticas que el Gobierno llevaba a cabo en estas cuestiones y que tipo de apoyo daba al atleta. “Yo era un atleta novicio, -recuerda Orué- por lo que no percibí si había o no apoyo para el atleta; pero lo que sí existía era un gran movimiento atlético, particularmente de pruebas populares. Había una gran cantidad de de pruebas callejeras y algunas muy importantes. Llegué a correr las Fiestas Mayas y la Maratón de los Barrios. A partir de ahí vino la dictadura.”
   Resulta importante saber si con el comienzo de este  período oscuro de la Argentina, Carlos Orué sufrió dificultades para competir. Ahora su gesto se vuelve adusto y trata de buscar los términos justos sin dejarse tentar por las palabras de repudio que usualmente genera la dictadura. Su mirada busca la respuesta sobre la copa de un árbol, y mientras  acaricia su barba característica,  que lo acompaña desde su época de corredor, responde: “Sí, notoriamente, una gran baja (de competencias), comenzaron los problemas para entregar permisos para pruebas populares. Quedaron sólo algunas, como las Fiestas Mayas. La Maratón de los Barrios emigró para otras localidades del interior como Arrecifes, hasta desaparecer. Pero Fiestas Mayas tenía por esos tiempos un agregado especial porque la organizaba Radio Rivadavia y José María Muñoz, que era colaborador, era simpatizante de la dictadura.”
  Recordemos que durante la última dictadura los deportistas tampoco escaparon a la maquinaria represiva,  contándose por cientos los muertos y desaparecidos. El atletismo tiene la triste y emblemática  historia del maratonista Miguel Sánchez, secuestrado en los primeros días de  1978 mientras caminaba por su barrio de Florencio Varela tras regresar de Brasil, donde había participado de la carrera San Silvestre. En conmemoración de este hecho y como ejercicio de la memoria, se realiza todos los 24 de marzo en varias ciudades de Argentina y algunos países, como Italia,  la  Carrera de Miguel, en la cual Carlos Orué junto a sus atletas participa todos los años.

   A pesar de sus logros deportivos, entre ellos la medalla Olímpica de los juegos de 1948,  Delfo Cabrera fue suspendido de por vida a partir  del golpe militar de 1955, sólo por el hecho de ser peronista. Orué sabe bien de qué manera influyeron sobre el deporte los diferentes  gobiernos militares que comenzaron con la Revolución Libertadora de aquel año.  “Defo Cabrera y una veintena, treintena de deportistas de nivel internacional,-se indigna- Walter Lemos, Osvaldo Suárez, Reinaldo Gorno, suspendidos de por vida. Algunos, después recuperaron la posibilidad de seguir corriendo federativamente, otros no. La verdad que los militares hicieron un desastre, como siempre, culturalmente, políticamente, educativamente. Socialmente lo que el país había avanzado en diez años, estos animales… -breve silencio-, historia triste.”
Para darse una idea del deterioro que sufrió el deporte argentino a partir del golpe militar de 1955, sólo basta revisar las estadísticas de los Juegos Panamericanos desarrollados durante el Gobierno peronista en 1951 donde se obtuvieron 68 medallas de oro, contra  las 8 preseas doradas ganadas tanto en los juegos de 1963 y 1967. Los números hablan por sí solos.
 Al regresar la democracia, contrariamente a lo que suponíamos,  las cosas no fueron tan fáciles en lo que respecta al apoyo de los atletas. En este sentido, el excampeón argentino nos cuenta que, “a partir de los años 79- 80 tiene un período largo de lesiones, tras lo cual tuvo buenas figuraciones en pruebas de maratón. Los radicales intentaron una serie de planes muy fallidos como “Deportes para todos” y esas cuestiones, eran pura improvisación. En el CEDENA, antecedente del CENARD, se implementó un sistema de becas de muy baja calidad, con alojamiento y educación. Era un sistema deficiente, pero bueno, servía para ayudar un poco pero no brindaba ningún apoyo especial.”
    La razón por la cual  dedica tanto tiempo al entrenamiento de atletas amateur habiendo sido campeón argentino de maratón  es, según sus palabras, “una cuestión ideológica, una cuestión  sentimental.  Porque me gusta, la paso bien con la muchachada, porque esto es como la enseñanza privada y la enseñanza pública.
     El hecho de que en su agrupación atlética se cobre una cuota mensual simbólica  a pesar de su amplio currículum en  Educación Física  y  Competencia atlética, obedece a una convicción o ideología frente a la enseñanza. “El aprendizaje es un derecho, es un derecho absolutamente  social y es totalmente discriminativo que se cobre”. El ex maratonista esta de acuerdo con que haya una cuota social en los clubes.   “... pero la mayoría de los entrenadores  se abusa, y generalmente se abusan los que tienen baja calidad técnica. Lo utilizan como medio de vida. No digo que no lo deben hacer, digo que se abusan,  nada más”.
Se refiere a los Running Team, equipos de entrenamiento atlético con bastante estrategia de marketing que apuntan principalmente a un público de buena posición económica. Es por eso que se los ve en su mayoría por la zona de Palermo, y sus  entrenadores en muchos casos no tienen título de profesor en educación física y, por decirlo de alguna manera, tocan de oído y sin conocimientos del entrenamiento del atletismo. Como bien decía Orué, estos entrenadores de dudosa formación se abusan y cobran sumas de alrededor de 200 pesos mensuales. En Delfo Cabrera solo se cobra 10 pesos para el mantenimiento mínimo de la institución.  Ideología o no, militancia o no; tanto en el atletismo como en la vida se avanza por convicción.



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