CAPITAL
FEDERAL- SAQUEARON
24 OFICINAS CÉNTRICAS
Buscaban
dinero y rompieron las puertas con una barreta
Robaron
24 oficinas en el edificio ubicado en Uruguay 485 de la Capital
Federal durante las primeras horas del domingo 27 de mayo.
Por:
Roberto Bouchet
En el hecho
se vieron afectadas casi todas las oficinas ubicadas entre el primer
y el octavo piso del edificio de la calle Uruguay, a excepción del
tercero en el cual funciona la Asociación de Abogados de Buenos
Aires, que quedó intacto. Las puertas de acceso de las veinticuatro
oficinas afectadas se encontraban destrozadas, con evidentes signos
de la violencia ejercida con barretas que fueron dejadas por los
delincuentes en el edificio. También se encontraron tirados guantes
de látex, circunstancia por la cual la Policía Científica no pudo
obtener huellas dactilares útiles para la investigación. En el
hecho intervino el personal policíal de la Comisaría Nº 3 de
Capital Federal, quienes dieron intervención al Juzgado de
Instrucción Nº 28 a cargo del Dr. Domingo Luis Altieri.
//Oficina
del Departamento 2º “B”//
El inmueble,
situado a menos de cincuenta metros del Palacio de Tribunales y de
las oficinas del Juez interviniente, cuenta con una puerta de reja
que da al exterior con una cerradura codificada y otra puerta de
vidrio posterior, que se abre con otra llave. Ninguna de las
cerraduras fue forzada, lo que da a pensar que el ingreso al
edificio se hizo con las llaves correspondientes. Según versiones
recogidas en el lugar, el robo habría sido llevado a cabo por al
menos cuatro personas que se habrían retirado por la propia puerta
de acceso al edificio.
//Acceso
a la Oficina 2º B//
Consultado
el Portero del edificio, quien vive en el
piso trece, manifestó que “no escuchó nada”. Por otra parte,
una de las propietarias damnificadas, que se hizo presente en horas
del mediodía, expresó que “robaron todo”, agregando que “los
ladrones hicieron lo que quisieron, fueron, vinieron, rompieron”,
para finalmente señalar que “desordenaron todo, un verdadero
desastre, iban por la plata”, consolándose con que “las
computadoras no las tocaron”.
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